Gabriela Mendoza, una vida de superación

  • Una joven que combina la distrofia muscular con cada etapa de su vida.

 

Gabriela Mendoza Machado, una persona que trata de llevar una vida normal, pero que un padecimiento llamado distrofia muscular de cinturas hace que paulatinamente su condición física cambie con el tiempo.

Gaby menciona que ha tenido que aprender a conocerse a sí misma y conocer sobre la distrofia muscular para poder adaptarse a su discapacidad y poder salir adelante cada día.

En este sentido, Yanira Méndez, la licenciada en Fisioterapia y Terapia Ocupacional, explica que la distrofia muscular consiste en la pérdida de fuerza y por consecuencia pérdida de masa muscular por la falta de movimiento. Si la persona no recibe atención adecuada, como fisioterapia y ortesis, las facultades de las extremidades se pierden a raíz de la atrofia.

“La distrofia no es curable y solo se puede prolongar la calidad de vida de la persona, dependerá mucho del estado psicológico del paciente y del apoyo de familiares, quienes deben alentar a la persona a realizar las rutinas de mantenimiento”, añadió Méndez.

Ante este panorama, Gaby ha decidido no dejarse vencer tan fácilmente, y prueba de ello es la culminación de sus estudios universitarios, donde para lograr su título de Licenciada en Relaciones Públicas y Comunicaciones en 2009, tuvo que enfrentarse a barreras arquitectónicas no solo dentro de la universidad, sino también en las calles por donde tenía que transitar.

“Recuerdo una vez que un señor en un pick-up me retaba a que caminara rápido y era bien feo porque mi discapacidad, en ese entonces, no se notaba a simple vista y hay gente que no cree que me pase algo, incluso habían profesores que me decían que me consiguiera una patineta para trasladarme más rápido en la universidad”, agrega la joven.

Por otra parte, Ana Cristina Mendoza, tía de Gaby, dice sobre su sobrina: “Cuando salió de bachiller, mi hermano decía que no, que pobrecita, que no vaya a la universidad y ella decía que sí quería ir y fue, terminó y es profesional”.

En su deseo por llevar una vida plena e independiente, Gaby comenzó a incursionar en el mundo laboral en el año 2008, como periodista de El Diario de Hoy, donde hacía coberturas en el área cultural, visitó museos, realizó entrevistas a escritores, pintores, músicos o a artistas no reconocidos.

Lamentablemente cuatro años después decidió buscar otro empleo, debido a que las instalaciones del medio para el cual trabajaba no eran las adecuadas para su desplazamiento, asimismo, pasó por otra etapa donde sufrió de cambios físicos a causa de la distrofia muscular, los cuales ya no le permitían moverse como en un principio.

Es así como Gaby encontró trabajo en el periódico deportivo El Gráfico, de Grupo LPG, como correctora de estilo, y cuenta cómo fue esa transición de un rol a otro: “Fue un cambio drástico porque yo no tengo nada que ver con deportes, pero sentí un gran alivio al no tener que estar saliendo de las instalaciones y estar sentada, que también ha conllevado a estar más cómoda”.

La joven no solo se llevó de EDH la experiencia como periodista, sino también la experiencia de conocer el amor en un joven que conoció cuando le ayudaba a trasladarse de un lugar a otro, ya que el estado físico de Gaby no le permitía hacerlo de manera independiente.

“La primera vez que la vi, la dejé ‘atrapada’ entre las puertas de metal, ya que EDH tiene dos puertas enormes de metal, y todavía tengo culpa de eso, son puertas de seguridad… Entonces iba pasando con gran prisa y Gaby pasó y la dejé ahí, crucé la otra puerta y se cerró. Esa fue la primera vez que la vi ahí”, añadió entre risas Moris Aldana, novio de Gaby.

Para esta pareja su noviazgo no es un tema tabú, puesto que viven su relación como cualquier otra persona lo viviría. Moris opina que la gente lo ve como si el hecho de estar con ella fuera un acto de bondad y caridad, pero para él no es solo eso: “Creo que la gente se enternece al verme ayudarla, así como acto de bondad, pero nosotros también tenemos nuestro lado perverso”, aseguró.

La pareja sueña en un futuro con el matrimonio luego de una larga relación, además de tener una casa que cuente con un sistema donde le permita a Gaby desplazarse libremente sin tener problemas ni repercusiones, aunque siempre valiéndose de la ayuda de cuidadores.

“Moris es una persona que ve los problemas y busca resolverlos, así es su personalidad”, detalló Gaby, quien invita a las personas a aceptarse a sí mismas, a defender sus derechos y romper con los estereotipos esquematizados de la sociedad, a aceptar la realidad y buscar la superación no importando la condición física, social o económica.